Despertar
Petunia no hallaba sentido a su
existencia. Inmensas masas de color hacían su vida insoportable. Un día más despertaba junto a Gerardo, en su rutinaria andadura hacia
el vacío.
Rojos, negros, grises se retorcían, empujándola a huir de su abrumadora
Casa de las Dudas. Mientras tanto, en lo más recóndito de aquel lugar, la intensa lluvia rompía
el silencio del poblado,…el Poblado de la Tierra Molida.
Quería correr, volar, olvidar, pero por más que lo intentaba, no lograba alejarse.Así que alcanzó un rayo y se lanzó al mar.
Amaba el mar más que a Gerardo, pero mucho más. Solo allí se sentía
libre, segura y viva.